post 1

Activistas chilenas por los derechos de las mujeres exigen una nueva Constitución


Las activistas por los derechos de las mujeres desempeñaron un papel importante en las protestas de 2019 que llevaron al rechazo de la Constitución conservadora, exigiendo una nueva Constitución que aborde la igualdad de género y los derechos sociales. Sin embargo, muchos se preguntan ¿y ahora qué? ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a los chilenos a rechazar una Constitución conservadora?

Lo cierto es que no hay demasiadas probabilidades de que se vaya a votar otra vez por una nueva Constitución hasta, por lo menos, 2025. Esto se debe en gran parte a que el presidente izquierdista Gabriel Boric ha decidido focalizar sus esfuerzos en llevar a cabo cambios políticos.

Tras la pasada votación para rechazar una propuesta de constitución conservadora, se volvió a descartar por segunda vez en algo más de un año un reemplazo para un vestigio de la dictadura que todavía se mantiene. Sin lugar a dudas, se trata de un proyecto que busca progreso y la estabilización del medio ambiente, así como una reivindicación de los derechos de los indígenas. La constitución que se propuso trataba de reforzar también los principios del libre mercado y los derechos de propiedad.

¿En qué consistió la votación?

La proposición de Constitución fue llevada a cabo por un comité en el que predominaba el Partido Republicano, más conservador. Además del refuerzo de los derechos de propiedad y los principios de libre mercado, se establecían controversiales medidas que limitaban temas cruciales como la inmigración y el aborto.

En la votación, más de la mitad de los chilenos se mostraron reacios a la Constitución propuesta para sustituir a la actual, que se redactó bajo la supervisión de Augusto Pinochet durante la dictadura. Tras este suceso, Gabriel Boric, el líder chileno más joven de la historia desde que aceptase el cargo en 2021, a sus 35 años, expresó su preocupación al señalar la evidente polarización y división de Chile.

La necesidad de una nueva Constitución

Tras el mandato de Pinochet, se han sucedido tres décadas de estabilidad política y crecimiento económico, pero no hay que ignorar el aumento de la desigualdad que mantiene frustrada a gran parte de la población. En 2019, activistas, estudiantes, pensionistas y representantes del pueblo indígena, entre más protestantes, salieron a la calle exigiendo una nueva Constitución debido a la incapacidad política de satisfacer sus necesidades.

A finales de 2020, la gran mayoría de chilenos votaron a delegados electos para redactar una nueva Constitución. La mayoría de los delegados pertenecían al movimiento político de izquierdas que se relacionasen con movimientos sociales. Muchos de ellos ni siquiera se habían presentado nunca a las elecciones y todavía menos habían salido elegidos. La mitad de las personas postuladas eran mujeres y se dedicaron un total de 17 escaños a la representación indígena de acuerdo con las normas de paridad.

Como resultado, se llevó a cabo un proyecto de Constitución progresista enfocado principalmente en derechos sociales y económicos, en la igualdad de genero y en la preservación del medio ambiente. La primera votación a la que se sometieron los chilenos fue en septiembre de 2022, pero no llegó a buen puerto con menos del 40% de votos a favor, una representación aproximadamente un 5% menor que la de este año. Según datos oficiales, cerca de los 15 millones de chilenos que tienen derecho a voto lo ejercieron en las dos ocasiones, ya que se trata de un proceso obligatorio.

Debido al momento pandémico que estaba afrontando Chile (y el resto del mundo) por aquel entonces, las perspectivas económicas no eran las más alentadoras. Aprovechando estas circunstancias, los conservadores trabajaron en contra del texto que se había propuesto alegando que jugaría en contra de los derechos de propiedad, entre otros factores.

¿Por qué se volvió a rechazar el proyecto de Constitución?

Según expertos en política y género, el nuevo texto propuesto no era tan similar como el anterior, ya que podría significar un cambio de dirección en Chile hacia la derecha. También hay cierta unanimidad en que esta segunda vez no se reflejaban las opiniones del pueblo y no se habían estudiado las demandas de mayor igualdad social y oportunidades económicas que dieron comienzo a todo el proceso.

El nuevo proyecto de Constitución afrontaba duramente la delincuencia y la inmigración y las activistas chilenas señalaron que no se establecía un marco de derechos más amplios, ni globales, ni para la mujer, ni para el colectivo LGBTQ. Tampoco gustó a los representantes indígenas.

En algunos puntos, el borrador se mostraba más conservador en el plano social y económico que la Constitución actual de 1980 que se está intentando reemplazar. Ciertos periodistas calificaron también el texto como “radical” y reflejaron la frustración del pueblo chileno con sus instituciones y sus políticos.

Por su parte, el Presidente Boric ha prometido centrar sus esfuerzos en el desarrollo a largo plazo en lugar de en una siguiente votación durante su mandato, que acaba el año que viene. Por otro lado, los votantes también parecen cansados, aunque todo dependerá de las próximas elecciones presidenciales.

En caso de que la derecha gane, aunque solamente sea una buena representación en el Congreso, es probable que disponga de poder de veto sobre la reforma política como para no reabrir la conversación constitucional. Por otro lado, si ganase la izquierda, habrá más incentivos para tratar de cambiar la Constitución, pero seguirá el obstáculo que supone la fatiga y la falta de entusiasmo por parte de los votantes.

Related Posts